Descripción
Veo toda mi vida como dar, y quiero dar y dar hasta que no quede nada para dar. --Solanus Casey, de la Introducción Padre Pio y Andre Bessette habrían estado de acuerdo fácilmente con Solanus Casey aunque, en la superficie, ninguno de los tres tenía mucho para dar. Todos crecieron en circunstancias humildes, todos sufrieron problemas de salud y ninguno logró distinción académica o posiciones destacadas en sus órdenes religiosas. Eran, según todas las apariencias, el tipo de personas que otros pasan por alto. Sin embargo, durante su vida, un número incalculable de personas encontró sanidad física e interior a través de sus ministerios, y desde su muerte su fama ha crecido enormemente. Su secreto era el secreto de toda vida cristiana exitosa: en completa humildad, se abandonaron a la voluntad de Dios. Bessette y Casey literalmente respondieron a la puerta de sus monasterios, y Pio era una especie de portero espiritual en el confesionario. Los porteros de Dios revela cómo estos hacedores de milagros, a pesar de sus humildes circunstancias, inspiraron y continúan inspirando a aquellos que buscan un encuentro sanador con Dios.
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